lunes, 26 de octubre de 2009

El devenir de la Nobleza española

Los primeros nobles conocidos durante la Restauración de España fueron conocidos como infanzones, caudillos de las casas fuertes (como fueron Don Pelayo en Asturias, en los Pirineos Don García Jiménez, y en Cataluña Don García Íñiguez). Son los verdaderos y antiguos solares de la nobleza en España.


Estos primeros nobles conquistaron desde sus fortalezas muchas tierras y despojos con los que se hicieron poderosos. Heredaban estas posesiones los hijos mayores y los segundos eran pobres llamándose todos infanzones. Posteriormente este nombre se entendió por hijo-dalgo y pertenece ya al romance castellano. Los primeros hijosdalgos fueron aquellos que cuando la tierra se iba conquistando de los moros, salían con sus armas y caballos a ayudar al rey.


Castillo de Almodóvar del Río, Córdoba, Andalucía, construido en el siglo XIII


Posteriormente a los más poderosos ricos-hombres, dignidad que en la misma nobleza eran de mayor valía de la que procedió luego la de los actuales grandes de España. Con el tiempo estas casas nobles llegaron a adquirir tal consideración que se otorgaron no solo a los particulares que se habían distinguido sino a los mismos príncipes de la sangre.

La dignidad de Grande de España gozó de mayores consideraciones relativas al servicio interior de palacio y de la realeza, a los altos mandos militares o a la suprema administración de justicia, es decir, ser Grande de España era como un salvoconducto para aspirar a los cargos más importantes de los distintos reinos en España.

Escudo de Grande

En esta época no solo alcanzaron una estimación honorífica, también disfrutaron de estados y señoríos y fueron pequeños soberanos, relacionándose otros con los reyes mismos por su genealogía o contando entre sus ascendientes a nombres ilustres.


Por tanto los grandes y ricos hombres tuvieron una alta consideración en la monarquía de los siglos medios a la que unieron la influencia que les daba su valor personal, sus riquezas y las grandes fuerzas de que podían disponer, y con las que contribuyeron eficazmente a la restauración de la monarquía y a la expulsión de los sarracenos de España.


Posteriormente fue necesario cortar esta influencia por los perniciosos efectos que se dejaron sentir en los siglos XIII y XIV, ya que dueños los nobles de inmensos estados y acaudillando numerosas huestes que los reconocían por sus señores naturales y les respetaban más que al monarca mismo llegaron a ensorbecerse hasta el extremo de que la Corona tuvo que entrar en vergonzosas transacciones con ellos.


Don Antonio Alfonso Pimentel, XI conde y VIII duque de Benavente (1652- 1677)


Los monarcas se vieron obligados por tanto a dar entrada en las Cortes a los plebeyos, o sea, al estado llano, para hacer causa común contra la nobleza porque el monarca veía cercenada su autoridad por la prepotencia de los nobles.


Reconquistada la monarquía los grandes siguieron el impulso que el trono les daba, porque siempre se retrata la influencia del soberano en los magnates y poderosos que rodean el trono: Con los Reyes Católicos ayudaron en la conquista de Granada e hicieron expediciones al Nuevo Mundo. Con Carlos V vivieron siempre en campaña participando de sus conquistas y laureles y también de sus desaciertos. Con Felipe II de España ya no fueron más que cortesanos empezando su decadencia.
En la época de Felipe IV la mayoría de los nobles en España se emplearon en galantes aventuras y en intrigas palaciegas. Desde esa época en adelante no fueron más que un lujoso adorno del trono y de la monarquía, compuesto de una multitud de títulos que residían y medraban en la Corte para conseguir cargos políticos y gastaban en ella las rentas que les producían sus estados, muchos de ellos en lastimoso abandono.



Blasones de la Casa Alvarez de Toledo, ducado de Alba de Tormes, Grandes de España (1531-1582)

Causas de su decadencia

  • La multitud de nobles ya existente en tiempos de Felipe II.
  • El exceso de títulos concedidos por hechos insignificantes o por compensaciones económicas, lo que llegó a su extremo en reinados de Carlos II y Felipe V.
  • La educación insuficiente que reciben los hijos de la nobleza a partir del siglo XVII.
  • El excesivo orgullo y la creencia de que el trabajo y las actividades económicas degradaban su dignidad.
  • La decadencia económica como consecuencia de la extinción de los señoríos y mayorazgos en el primer tercio del siglo XIX.
  • La emigración de los nobles sancarlinos.

Gregorio de Silva y Mendoza (1649 - 1693) V Duque de Pastrana, IX Duque del Infantado, VII Duque de Lerma, VI Duque de Francavilla, V Duque de Estremera, Príncipe de Eboli, Príncipe de Mélito


La nobleza hoy

En la actualidad un gran número de nobles ocupan lugares relevantes en la vida empresarial y pública española.


La consideración con que se distingue a los descendientes de aquellos que han servido bien a la patria es lo que se llama nobleza heredada. El reconocimiento de los servicios de sus ascendientes tuvo por objeto sin duda estimular a sus sucesores para que siguiesen las huellas de aquéllos y se distinguiesen como ellos por sus talentos, por su celo o por sus grandes servicios.



Recepción a la nobleza española en el palacio real de Madrid


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