jueves, 17 de diciembre de 2009

La nobleza brasileña: el Imperio

A principios del siglo XIX se produjo un gran accidente histórico que marcó una época decisiva, de considerable transformación en la vida social y política de la nobleza territorial de Brasil.

El período de bucólica tranquilidad que estaba viviendo la aristocracia local cesó por un inesperado efecto de las grandes guerras y revoluciones que sacudían a Europa desde hacía ya veinte años: la llegada de Don Juan, príncipe regente de Portugal, rodeado de toda una corte. El regente usaba el título de Príncipe de Brasil concedido por el rey Juan IV.

Don Juan, Príncipe de Brasil, luego Rey de Portugal, Brasil y las Algarves (1767-1826)

El patriciado rural inicia entonces un movimiento generalizado hacia Río de Janeiro, donde se halla la cabeza del nuevo reino. En ese flamante “Versailles tropical” se enfrentan, entonces, los nobles de la tierra, opulentos en ingenios y haciendas, con su histórico desdén por los mercaderes enriquecidos; los comerciantes, conscientes de su fuerza y riqueza, susceptibilizados por ese desdén ofensivo y los hidalgos lusitanos emigrados, con la arrogancia de sus linajes sobre los hombros y la actitud.

La elevación de Brasil en 1815 al estatus de reino, como Reino Unido de Portugal, Brasil y las Algarves, llevó a la creación de los primeros títulos nobiliarios brasileños. Con la independencia de Brasil del reino de Portugal en 1822, el Imperio de Brasil estableció su propia nobleza, que estaba constituida por los títulos de Duque, Marqués, Conde, Vizconde y Barón y por órdenes honoríficas, condecoraciones y medallas. Entre 1831 y 1840 hubo nominaciones a los títulos y honores de acuerdo al Derecho de Regencia, una corrección constitucional aprobada durante el Período Provisional de Regencia.

Estandarte personal del rey Pedro IV de Portugal (emperador Pedro I de Brasil)

Este Imperio que nace en 1822 es democrático no sólo en el rótulo. Tanto es así que al organizar su nobleza, no la hizo hereditaria, condición de perpetuidad. Se tenía la idea de que los títulos de los antepasados no debían de ningún modo beneficiar a sus respectivos descendientes. Así, la Constitución imperial de 1824 no reconocía los privilegios de nacimiento, sólo se premiaría méritos individuales.

Al ser un mero premio, el título de nobleza no podía conferir jurisdicción específica sobre ninguna parte del territorio nacional y menos aún sobre las tierras de las cuales el agraciado fuese propietario. Esto reflejaba la influencia del individualismo y del liberalismo que sopló a todo lo largo del siglo XIX tanto en Europa como en América.


Domitila de Castro Canto e Melo, Baronesa (1824), Vizcondesa (1825) y luego Marquesa (1826) de Santos

Los títulos nobiliarios eran un signo de poder político entre la élite. Algunos de aquellos nobles eran directos descendientes de la aristocracia portuguesa e incluso de la alta nobleza, especialmente las familias que arribaron en las primeras centurias de la colonización a Bahía, Sergipe, Pernambuco, Río de Janeiro y São Paulo.


Nobleza brasileña en 1869

* Duques 1
* Marqueses 11
* Condes 11
* Vizcondes 36
* Barones 180

Total 239

Entre la nobleza titulada del Imperio se encuentran casos en los que padre e hijo recibían el mismo título; o a veces el título tenía una denominación diferente, aunque se refiriera al mismo toponímico o apellido. Eso no significaba, sin embargo, que éste fuera hereditario, sino que había sido conferido con carácter personal a padre e hijo como recompensa a los méritos individuales de cada uno.

Ejemplo de ello es el Vizconde de Rio Branco, Primer Ministro del Imperio en 1871 y su hijo, el célebre Barón de Rio Branco, diplomático de consumado valor que se destacó por la elaboración de los tratados que establecieron las fronteras brasileñas. El Barón de Rio Branco actuó como Ministro de Asuntos Exteriores del régimen republicano durante la primera década del siglo XX pero antes aún de que cayera la monarquía, el emperador le concedió el título de Barón “do Rio Branco”, sin duda por complacer a su padre.

El Barón de Rio Branco (1889)

Cuando el título estaba relacionado con un determinado lugar –Vizconde de Ouro Preto, Marqués de Paranaguá-, los descendientes de un cierto número de titulados del Imperio adoptaron, en lugar de su apellido, el nombre del lugar con el que el título estaba relacionado (de Ouro Preto, de Paranaguá) sin usar el título propiamente dicho. Este procedimiento, que tal vez no fuera estrictamente legal, tampoco suponía que el título fuese hereditario.

La repercusión de estos títulos en la “nobleza de la tierra” fue casi nula. Cuando a un noble de la tierra se le confería un título de nobleza del Imperio, tan vacío de contenido histórico, tenía un alcance poco mayor que el de una mera condecoración. Podía realzar al agraciado dentro de su clase, pero este efecto era mucho menos fuerte que los derivados de la concesión del título de Señor de la tierra por los Reyes de Portugal. Esto ocurrió en mayor medida con los emperadores Pedro I y Pedro II, quienes no se limitaron a conferir títulos nobiliarios a los señores de la tierra, sino a personas de cualquier nivel social, siempre que los considerasen merecedores de dicha distinción por los servicios prestados al país.

Palacio imperial de Petrópolis, residencia de verano de Pedro II


Con la proclamación de la república de Brasil, en 1889, la nobleza brasileña se extinguió. También fue prohibido, bajo pena de acusación de alta traición y la suspensión de los derechos políticos, aceptar títulos nobiliarios y condecoraciones extranjeras sin el propio permiso del Estado. Particularmente, los nobles de gran distinción, por respeto y tradición, fueron autorizados a usar sus títulos durante el régimen republicano: un bien conocido ejemplo es el antes dicho Barón de Río Branco.

Nobles destacados

  • Domitila de Castro do Canto e Melo, Marquesa de Santos
  • José Maria da Silva Paranhos Júnior, Barón de Rio Branco
  • Luís Alves de Lima e Silva, Duque de Caxias
  • Manuel Luís Osório, Marqués de Erval
  • Manuel Marques de Sousa, Conde de Porto Alegre
  • Honório Hermeto Carneiro Leão, Marqués de Paraná
  • João Lustosa da Cunha Paranaguá, Barón de Paranaguá
  • Afonso Celso de Assis Figueiredo, Vizconde de Ouro Preto

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